domingo, 25 de julio de 2010

¿Tanto cuesta escribir bien?


Reconozco que soy una tiquismiquis de la ortografía, y agradecería a cualquier lector que si me ve alguna falta que no dude en decírmelo, porque tampoco es que me sepa todas las reglas y en cosas poco comunes puedo fallar.

Sólo me gusta abreviar mucho en mensajes de texto (te cobran, es lo que hay) y alguna que otra palabra por el Messenger (xq, tb, tp) , de resto, me gusta escribirlo todo correctamente, incluido abrir y cerrar exclamaciones y signos de interrogación. No confundir la ortografía con el saber expresarse y utilizar miles de sinónimos y cosas, que en eso sí que soy mala, y hay blogs que dan envidia del buen uso que hacen del idioma. Cuando se mandan e-mails lo mismo, queda taaaan feo no poner puntos, comas, mayúsculas, tildes… Ag, no sé, no lo soporto. A todo el mundo le da igual y los crímenes visuales llegan a sitios donde NI DE COÑA deberían estar, como por ejemplo en los menús de los restaurantes o cafeterías, en los flyers, en los anuncios de televisión, que ya es para fliparlo, en los carteles de cualquier cosa, etc. Pero hombreeee, ¿dónde se ha quedado el correcto castellano? Pena, penita, pena.

Un poquito de por favor, y aprendan a escribir bien, leñes, que no cuesta tanto.

Historia de dos mascotas

El otro día dando una vuelta en coche CM (Cuqui el Malvado) dio un frenazo en seco que dejó olor a goma quemada, se bajó del coche y volvió con un pollito precioso que estaba en mitad del carril. Afortunadamente estaba sano y salvo. Era una monada de pollito, amarillo con una franja negra gruesa en su espaldita y tres encima de la cabeza. No veía, tenía los ojos cerrados. Nos lo llevamos, se le pudo dar de comer y se le veía feliz, piando y piando. Al día siguiente quise llevarlo al veterinario para ver qué le pasaba en los ojos, pero no llegó a tiempo. Sobrevivió a la noche pero estaba muy débil, apenas se mantenía en pie. De camino al veterinario le dábamos calor y una vez allí nadie nos atendía y había mucha gente, todos con perros para simples vacunas. Como no nos hacían ni caso decidimos ir a otro, y fíjate tú estaba cerrado, por lo que volvimos al anterior. Aparcar era imposible y la gente ya llegaba fuera del veterinario, el pollito no duraría. Vi cómo se iba debilitando en mis manos, cómo abría el pico muy despacio, como si pidiera ayuda, su respiración cada vez más débil… Y bueno, el final se lo pueden imaginar. Muchos pensarán que sólo era un pollo, pero lo pasé fatal, lo paso peor por un animal que por una persona desconocida, al fin y al cabo la peor raza que habita este planeta es la nuestra.

Después de sufrir un rato largo, CM me llevó a dar una vuelta pero no me dijo adónde íbamos. Resultó ser una mini tienda de mascotas, donde me compró un curiel (bueno, en realidad es nuestra), es hembra y se llama Lana. De momento, por el ritmo de vida que tenemos, y más yo que estoy entre sitio grande y sitio pequeño, más responsabilidad no podemos permitirnos.

El local donde vendían los animales daba un poco de miedo, era cutre, sucio y yo creo que le salvamos la vida a Lana. El pasaje del terror era aquello. Cuando nos decidimos por Lana e íbamos a pagar, CM le preguntó al vendedor que qué comía la serpiente que tenían allí, y el hombre va y dice “eso”, señalando a nuestra Lana. Después nos contó la terrorífica historia de cómo un conejo se había roto una pata y se lo dieron de comer a la serpiente y que si se lo había comido en pocos minutos y blablabla. Y al final, cuando nos dio a Lana en su jaula y demás le dijo “bien por ti, ahora comerás todos los días”.

Yo estaba un poco petrificada con todas esas cosas que decía, las soltó como si nadie tuviera sentimientos, no sé, un poco cruel y bruto. Si pienso en el resto de los animales que allí se quedaron me entra una pena tremenda, al menos liberamos a una.

Esta es Lana una vez bañada, en su versión original parecía una rastafari.

De momento puedo decir que es una cagona y que no para de comer, pero es súper dócil y monina, aunque tenga pelos un poco de loca.

domingo, 18 de julio de 2010

Balance 1

Llevo dos semanas de veraneo en lugar de mis orígenes y sólo he pisado la playa una vez y por la noche. ¡Qué triste y lamentable! Con lo que me gusta estar morenita.

Por el momento me lo paso bien, he ido de romería, al cine, de cenita, de concierto, he estado con mis amig@s, de tiendas (aunque nada era para mí), viendo actos de las fiestas que se están celebrando, vino mi amiga G. con su novio de visita, así que bueno, no va mal. Pero también ha habido algún que otro día de asco supremo, y es que no mola nada cuando la calima viene de visita, joer, que nadie la ha invitado, es MORTAL. Y teniendo en cuenta de que yo soy más de invierno y que estoy algo incómoda en verano, con ese viento caliente es ya lo peor. ¡¡A por la tercera semana!! El lunes ya sin falta me apunto a la auto.


Calidad del servicio


Aquí en sitio pequeño se están celebrando las fiestas lustrales, las cuales están concentradas en la capital. El ambiente está más vivo que nunca, viene mucha gente de fuera y es muy agradable ver tanto movimiento en un sitio pequeño.

Tienen cinco años para preparar las fiestas, hacer planes y encargarse de todo. Pues parece que no es tiempo suficiente. Desde mi punto de vista hay cosas que dejan mucho que desear. Y en lo que a restauración se refiere, qué quieres que te diga, yo prefiero esperar un poco más y comerme algo bien hecho, que pretender quedar bien despachándote el pedido bien rápido pero frío y crudo. Hay veces en las que pretenden quedar de eficaces cuando en realidad la calidad del servicio baja considerablemente si lo comparamos con épocas en las que no hay fiestas de ningún tipo. Y cosas como estas nos dejan en mal lugar, nos patrocinamos muchísimo y a la hora de la verdad el turista se puede llevar una impresión mala. Por suerte no pasa en todos sitios, y los hay que son más conscientes que otros.

Independientemente de que sean fiestas o no, me toca las narices este tema el resto del año. Mi querido Cuqui el Malvado participó en cierto concurso de música y el grupo con el que participaba ganó y actuaron de teloneros en un concierto. En las pruebas de sonido pidieron que se les trajera un no-sé-qué, algo normal para cualquier cantante o grupo. Aquí el tema del sonido es un monopolio, y son unos gilipollas. A su grupo le negaron un montón de cosas, los micros funcionaban fatal, y respecto a la cosa esa que pidieron les dijeron que no pretendieran ser algo que no son. ¿Perdooooooooona? A los que vienen de fuera sí, mimos y peloteo y todo genial, pero a los autóctonos que les den. Desgraciados. Se me ocurren tantas cosas y todas ilegales para vengarme… Jo.

Y más cosas… Hace unos días, mi amiga G., su novio y yo nos disponíamos a coger la guagua para ir a uno de los actos de las fiestas. Yo la cogí en la estación, y casi casi se petó, pero había aún asientos libres. Ellos la cogían dos paradas más arriba y el chófer jamás paró, les hizo el gesto en plan “cojan la siguiente”. Y así lo hizo con todas las personas de varias paradas hasta que llegamos al otro lado de aquí sitio pequeño de mis orígenes, al lado Este para ser más exactos. Tendrán más nivel o algo, porque allí sí que dejó subir a gente incluso hacer que fueran de pie. Ya les vale… Y de vuelta para el lado Oeste, al ser una guagua fuera de su horario habitual los precios se disparataron, que vale, puedo entender eso, pero es que ¡¡no dejaban usar el bono!! ¿Por qué? Yo me indigno. ¿Y si no tienes dinero encima? Ag, en fin.

Más momentos musicales

Otra vez vídeo musical. Pero esta vez no lo pongo por el vídeo en sí, que en este caso es una imagen nada más, sino por la canción, que me mola cantidubidubi. Gusto musical concreto como podrán comprobar, no tengo. El abanico es muy amplio.


Iron Maiden – Aces High



Por fin


¡¡CAMPEONES!!

Me alegra enormemente haber visto cómo España ha ganado la Eurocopa y dos años después la copa del MUNDO.
Me gusta el fútbol, sobre todo cuando juega la selección. Estoy feliz por ellos, he sufrido, he llorado… Y que se lo merecen, coño.

Independencia

Llevo ya casi 6 años viviendo fuera. Sólo sé qué es estar en casa cuando hay periodos de vacaciones, siendo las de verano, como ahora, las más largas. Y me agobio.


Durante todo este tiempo fuera he gozado de la independencia (aunque no la económica siempre, todo hay que decirlo) y moverme a mi aire sin que me pregunten a qué hora vuelvo, qué voy a hacer, si tal día estaría disponible porque esto y lo otro… Llevo menos de tres días enteros aquí y me asfixio. Vivo algo alejada del centro, no tengo carné, mis amigos y novio trabajan, y ni de coña se puede depender del transporte público para moverte a tus anchas. Por mi casa pasan visitas, el teléfono suena demasiado para mi gusto y encima parece que tenemos amplificadores de todo lo alto que suena. No tengo espacio para mí, mi cuarto es de otra época, de una que ya no me pertenece, mis cosas no tienen cabida a menos que tire mi infancia y adolescencia a la basura. Y no sé, mil cositas más que si las suman hacen que no me sea nada fácil estar aquí.


Este verano me apuntaré a la autoescuela (otra vez), a ver si tengo más suerte y consigo sacar la teórica dichosa al menos, que no sé qué tanto me cuesta. Lo de conseguir un currito de verano no sé yo cómo se dará, y no teniendo coche puesssss…


Todo es empezar por algo. A ver qué tal.

Ups

Con lo poco que lleva de vida mi blog voy yo y me salto un domingo… Pero es que la semana pasada fue un poco no parar, y el domingo vamos, en lo que menos pensé fue en un ordenador, mi cabeza básicamente pensaba en que fueran las 19:30. Aunque teniendo en cuenta que no me leen sino 2-3 personas (que yo sea consciente), mucho de menos no me habrán echado. Islander, espero que esto no vuelva a suceder. Sorry!!

domingo, 4 de julio de 2010

Summer time


Bueeeeeno, pues comienzan oficialmente las vacaciones de verano para mí.

De sitio grande adoptivo regreso a sitio pequeño de mis orígenes. Espero que la tecnología me deje y no fallen cosas (como casi siempre) y que me permitan continuar bien con el blog.

Sitio pequeño, si no me defrauda, me dará historias que contar (aunque casi todo sean quejas), aún así, me apetece estar allí.

Buen verano a tod@s.


La buena educación

Estaba de paseo por un centro comercial con mi amiga G. cuando nos paramos en una baranda para mirar hacia la planta baja para ver a unos hombres tocar el saxo entre otros instrumentos y ver danzar a dos chicos que iban subidos a unos zancos enormes al ritmo de la música.

A mi lado había un chico-hombre (ni joven, ni viejo) que iba acompañado por un niño y una niña, no diría que fuese su padre, pero quizás ¿tío? El caso es que va el hombre de las cavernas este y le dice a la niña “¿vamos y hacemos caer a esos dos? Tú tiras a uno y yo tiro al otro.”

¿? Este tío es gilipollas profundo.

La niña menos mal que tenía más dedos de frente que él y le dijo que no. Pero no se contentó con la respuesta porque él seguía insistiendo. Con razón vemos lo que vemos por ahí…

Sucesos telefónicos II

¡Qué fuerte! Me llaman de Movistar (antigua Telefónica, misma mierda), para contactar con mi tía (dueña de la línea y esas cosas y persona con la que vivo) y ofrecerle a saber qué. Le dije que no estaba (sí que estaba, pero ella pasando, mujer lista) y el chaval (por supuesto sudamericano/suramericano) me dijo que si podía hablar conmigo del tema. Pero de otros temas.

Me preguntó por mi edad, me dijo que él tenía un año menos, que seguramente tendría que estar en la universidad, que qué estudiaba y que si había visitado Perú, el Machu Pichu. Que él aún no pero que tenía ganas de ir.

Mis respuestas eran cortas y secas, porque yo flipaba, ¿desde cuándo esas confianzas?

Lo mejor fue la despedida…. ‘Besitos’.

¿Besitos? Jajaja. Si las conversaciones las graban no sé yo qué gracia le hará al jefe que sus empleados se dediquen a mandar besitos. ¡Ah! Y también me dijo que tenía un nombre muy bonito. Sí, sí. Lo repitió y dijo que era bonito, y al final de la conversación mientras se despedía me llamó de otra manera. Le encantó vaya… Ni con esas consiguió que cayera en las redes de sus súper ofertas e historias.

Cansinos que son.

Cosas que no molan

Ir caminando cuesta arriba cargada de bolsas, sudada y pegajosa, cansada, con dolor de pies y espalda, con un viento dichoso que hace que mis pelos me quiten visibilidad no mola. Si a todo esto le añadimos el que se te meta un bicho volador por un orificio nasal, mola muchísimo menos.

Muy, muy desagradable.

Compro oro

¿Pero qué pasa con el oro desde finales del año pasado hasta la fecha? Estoy HARTA de ver tiendas de Compro Oro por todas partes, fuerte plaga, parecen Starbucks en EEUU, en cada esquina un puesto, ya te ofrecieran muffins al menos.


Y ya que tengan sus respectivas tiendas pues puedo pasarlo, pero es que en mi calle y en la de en frente hay de lunes a viernes, unas 8 horas al día, de pie, como DIECISÉIS personas repartiendo las dichosas tarjetitas de compro oro, pero éstos son de otro municipio, por eso que trabajen en la calle. Y llevan ahí desde diciembre del año pasado que yo me dé cuenta.


A mí ya me “conocen”, obviamente tienen que saber que vivo por los alrededores, por lo que ya no me entregan tarjetitas. Antes eran sólo hombres, ahora tienen nuevas adquisiciones femeninas. Está una con una pinta de… es basta y punto. Y luego la chica “mona”, estarán estudiando el marketing y un culo respingón con melena rubia quizás pueda promocionarles más.
Sinceramente me da asco, ha llegado al punto del asco. Los tíos van variando, se rotan o yo qué sé, en general se comportan, pero a veces te miran o te dicen cosas que fosss. Y me da más asco porque personalmente ODIO el oro… No me gusta nada de nada, si me imagino algo de oro en mi cuerpo me entran escalofríos. Y esta peña va de oro hasta las cejas. Esos anillos gigantes en varios dedos, esas cadenas gordas, pulseras, con tatuajes pésimos en sus cuerpos para combinar tanto abalorio… Estoy siendo un poco criticona y mucho sentido no tiene lo que digo, allá cada uno con su estética, que otros criticarán la mía, pero es simplemente porque el oro me puede.


No sé de dónde me viene esta aversión hacia el oro, pero con los años ha ido aumentando. Pero ojo, que no miro mal ni con cara de asco a las personas que lleven algo de oro encima, siempre que sea óptimo para la vista, con gusto. Si se sale de ahí, yo lo siento pero no puedo.