domingo, 10 de abril de 2011

Cicatrices inolvidables

Un día Bichejo publicó un post de cicatrices y me moló. Así que yo vilmente me lo voy a copiar, aunque sólo hablaré de tres, de las más relevantes en mi anatomía que tienen historia “de peso” detrás.

Cicatriz uno: justo encima del labio superior, en la parte central. Es una rayita blanca, finita y pequeña que me lleva acompañando toda la vida. No se me nota una pasada, pero sí que le causa a bastante gente, por lo que muchos me preguntan ‘¿cómo te la hiciste? Y yo respondo ‘ni idea’. Queda simpática esa cicatriz a mi modo de ver. Después de toda una vida escuchando la pregunta del cómo me la hice y mi no curiosidad por enterarme decidí preguntarle a mi madre, y le pregunté hace relativamente poco tiempo. Pues fue un error. Yo me esperaba una historia grandiosa, una gran hazaña que yo de enana realicé pero de la que no me acordaba. Es más, yo tenía en mente que había sido algo que se recordaría por siempre. ‘Oye ma, ¿y yo cómo me hice esta cicatriz?’ ‘No sé, te caíste o algo’. Pssss, para qué habré preguntado, mi fantasía era mejor. Es como todo, no hagas la pregunta por si no estás preparada para la respuesta.

Cicatriz dos: en la frente, camuflada a veces (si llevo el pelo suelto) en el lado izquierdo. Más que cicatriz diría que es recicatriz, ya que si mal no recuerdo, los dos pepinazos fueron en el mismo sitio. Uno fue con puntos, el otro no. Me hallaba yo en el recreo del colegio, tenía 5 ó 6 años. A ver, ahí va la historia.

Había un chico mayor en el colegio al que la gente llamaba ‘el piojoso’. Muy cruel el tema. El chico no se sociabilizaba como los demás, lo tenían marginado, no sé por qué, yo lo veía un chico normal, pero en algún aspecto sí que salía del patrón común. Hoy en día sigue siendo así, que me lo sigo encontrando a veces. Pero vamos, que no se metía con nadie, al menos que yo recuerde. Se metían mucho con él, tanto que el malote de mi curso (que no sé si estaba en mi clase o no ese año) le hizo una trastada que le salió mal y me la comí yo. El chico malo estaba en una zona de tierra, y la zona del patio quedaba justo por encima. No se le ocurre otra cosa que coger una piedra y lanzársela “al piojoso” que estaba en frente de él. El chico se agachó para esquivar la piedra, ¿y quién pasaba por detrás sin haberse percatado del tema? Sí. Yo. Tan tranquila que iba caminando y ¡¡BUMBA!! Pedrada en toda la frente. De repente me vi con todo el colegio alrededor, un vecino mío que iba al último curso por lo menos me cogió y me llevó a los bebederos y me intentaba limpiar la sangre. La profe me llevó al médico, me dieron puntitos, ¡¡¡y para clase otra vez!!! Flipas. Tuve que esperar a que llegara mi madre que estaba en el curro.

La otra parte de la cicatriz (si mi memoria no me falla), fue que estábamos trepando un muro dos chicas y yo. Una de ellas se tambaleó y casi se cae, y del intento de agarrarse a alguien la que se comió el piso fui yo. Todo esto si no fue el mismo año fue al siguiente. Yo ya ni sé cuál fue primero, pero vamos, 5 ó 6 años fijo que tenía, porque encima el acontecimiento fue cerquísima de donde me mandaron la pedrada, que era la zona en la que cursé 1º y 2º de EGB.

Cicatriz tres: en la rodilla. Qué típico, ¿no? Pero eh, que fue por una buena causa, salvé la vida de mi perro.

Resulta que yo de más enana iba a clases de mecanografía (333 pulsaciones/minuto en el examen, me decepcioné porque yo en clase tenía otro récord superior, pero me moló el número así que me calmé xD). Íbamos a clase unas vecinas mías y yo, y como conocíamos a la profesora quedábamos todas en X sitio y ella nos pasaba a buscar a todos. La que vivía más lejos era yo, tenía que bajar una cuesta graaande hasta llegar al destino de espera. Mi perro decidió seguirme. Normalmente si me seguía y lo mandaba para casa él iba, pero ese día no, así que nada, me acompañó. Llegamos todos junto a mi perro al sitio donde esperábamos a la profe, que era nada más y nada menos que al borde de una carretera. Nos iba el peligro o algo. Todos nosotros siempre nos poníamos pegaditos en la pared para que no nos cogiera un coche, pero que tampoco van rápido por allí por lo general. De seguro cuando me subiera en el coche mi perro regresaría a casa, pero no me llegué a subir. Resulta que mi perro olió algo interesante en medio de la carretera y allí se quedó olisqueando un rato. Vi que se acercaba un coche y lo llamaba para que se apartase pero nada… Él huele que huele. Yo veía al coche cada vez más cerca y sin intenciones de pararse el muy cabrón. Total que me tiré a la carretera para darle un empujón a mi perro y que no lo pillara el coche aun pudiéndome pillar a mí. El perro se apartó, el coche frenó, y yo me quedé con la rodilla abierta. Afortunadamente pasaba una mujer muy amable por allí y que vivía cerca y me llevó a su casa para limpiarme un poco la herida, llamamos a mi madre que estaba currando, me fue a buscar, urgencias y puntos.

Y esto ha sido todo. Tengo más marcas y tal, algunas han salido por la cara sin yo hacerme nada, otras no tendrán mayor relevancia, pero estas que he contado las recordaré siempre.

Y como esta semana ha sido una mierda de inspiradora hoy toca sólo un post. ¡Feliz semana a tod@s!

3 comentarios:

  1. Jajajaja, lo mejor es el final.
    Muchacha!! que aventurera a salvar a tu perro, poco te pasó para como fue la cosa.
    Yo no tengo grandes azañas en cicatrices, tengo las rodillas llenas porque siempre estaba en el suelo y me arrancaba la caspa jajaja, pero cosas así grandes de pedradas y tal no, y eso que fui a colegios públicos de barrios jajaja.

    besos y que tengas buena semana!

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  2. Cuantas cicatrices! parece que has ido a la guerra, yo solo tengo una en la barbilla, de un aterrizaje que hice en bicicleta con la cara jajajjaa

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  3. Mae, yo también soy de cole público, será por eso que las piedras volaban jaja. Me llegan a haber puesto en el de monjas y me da un ataque. No sé qué sería peor, si toda esa religión alrededor y clases por la tarde o el uniforme que llevaban las chicas en esa época, ¡horror!
    I love animals, y más los míos, le llega a pasar algo y no sé qué le hago al conductor jeje.

    Mafalda, jaja joer aterrizar con la cara, qué chungo. Si todas esas caídas/golpes nos pasan ahora no sobrevivimos fijo.

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