domingo, 20 de febrero de 2011

De vuelta

Ya estoy de vuelta. Mi viaje a casa no fue nada satisfactorio la verdad. Como el mes de febrero lo tenía medio muerto decidí ir a casa a seguir con las prácticas de conducir y presentarme. Bien, pues me presenté dos veces y ambas suspendí.


Primera vez: miércoles. El sábado anterior por la tarde me empecé a poner mala, el domingo acabé en urgencias (una horita esperando a que te atiendan, lo típico), tenía fiebre, me mandaron no sé cuántas cosas y me empecé a dopar porque por huevos tenía que estar bien para el miércoles, día del examen. Aunque yo pensé que podía ir sin problemas no fue así. El martes no estaba mejor y me cambiaron los medicamentos por antibióticos. Tenía la cabeza como un bombo, unos nervios considerables, no paró de llover… Total, suspendí al parecer porque iba muy despacio (manda huevos, estaba lloviendo joder), porque no salí perfectamente de un aparcamiento, porque cuando me tocaba a mí y tenía que regular el espejo retrovisor del copiloto no veía un carajo porque estaba totalmente mojado (y el coche gris clarito no ayudaba nada) y por decir ‘no veo’ consideraron que no lo sabía regular. Un asco vamos… El profesor bajó la ventanilla y lo limpió con su suéter y finalmente pude regularlo. Ni el chico que iba conmigo ni yo aprobamos. Llegué a mi casa cabreada y cuando me medí la temperatura estaba con 38 de fiebre, como para alegrar más el día. El resto de la semana me la pasé encerrada en casa recuperándome. Divertidísimo.

Pues nada, me presentaría el siguiente miércoles que yo esperaba ya estar mejor. Y lo estuve.


Segunda vez: me presentaba yo sola, brillaba el sol, muchos menos nervios, el recorrido era fácil, el aparcamiento me salió bien… ¿Qué pasó? Al parecer me comí un ceda el paso, que no me lo comí, pero sí que arriesgué al salir y dicen que me pitaron y todo, yo no me enteré. Hacer eso es eliminatorio directamente, pero el examen continuó. El siguiente fallo fue no arriesgarme a salir de una rotonda, por lo que convertí un ceda el paso en un stop por quedarme quieta tanto tiempo. Eso me cabreó mucho. Si la gente PUSIERA EL MALDITO INTERMITENTE yo tendría claro para dónde van y yo salir, pero no, a mí no me quedaban las cosas claras y por supuesto hasta no ver una oportunidad buena no salía, aparte, como sabía que había arriesgado en el ceda el paso anterior no quería hacer lo mismo en la rotonda. Pues nada, suspendida otra vez.


Estoy de bajona porque tenía la esperanza de volver a ciudad grande adoptiva ya con el carné y sentirme más realizada conmigo misma, pero no. Ahora a saber cuándo puedo volver. Y a pagar otra práctica tocará, y volver a pagar las tasas de tráfico también. No quiero ni sumar todo lo que me he gastado (se han gastado más bien) en el carné. Me dirán que por qué no me lo termino de sacar aquí. A pesar de haber hecho prácticas hace unos años aquí, tendría que pagar otras muchas porque no recuerdo para nada cómo son las carreteras por las que te llevaban, y esto es el triple de grande. Prefiero esperar a volver de nuevo a casa e intentarlo. Total, ya me lo sé prácticamente todo, sé conducir (a nivel novel al menos), sólo es cuestión de hacerlo absolutamente todo bien esos 20 minutos de examen.

3 comentarios:

  1. ES normal ese bajón, sobre todo cuando vas bien preparada, pero verás que a la tercera apruebas!! seguro!! San Cristobal es el patrón de los conductores, a ponerle una vela jeje.

    un beso!!

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  2. También puede ser que te tocara el examinador joputa y que ese día se había levantado con el pie izquierdo... Peores cosas se han visto, te o digo yo.
    Ánimo, niña, que lo sacarás.

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  3. Mae, dicen que a la tercera va la vencida, vamos a ver...

    Gracias Rad, las ganas de postear la foto de una L blanca con fondo verde son muchas ajaja.

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