Bodas

Me da pánico eso de casarme. No me gusta, no me veo, no creo que sea realmente necesario… Odio ser el centro de atención en ese caso. Entremos en detalle.

A mí las bodas ni me gustan ni me disgustan. Si la pareja así lo quiere, adelante… Ir de invitada no me importa, comida y bebida “gratis”, fiesta, relaciones sociales, un rato diferente.

Bodas por la iglesia: la iglesia de por sí me importa poco. No me imagino para nada vestida de blanco. No me hace gracia gastarme TAL cantidad de dinero para SÓLO unas horas de celebración, creo que hay mejores maneras de invertir el dinero, es más, es que me niego en rotundo a hacer un gasto inmenso. Tampoco soportaría muchas de las chorradas que dicen los curas y que mis oídos han tenido que soportar. Lo siento, pero no. Ni los discursitos de quienes sean deseándote lo mejor en esta nueva etapa. Si lo hacen que sea desde que inicias la relación, no desde que decides firmar un papel y ponerte un anillo en la mano derecha.

No me gustaría hacer una selección de personas para invitar, porque a lo tonto vas a tener que invitar a muchos más de los que crees, lo que implica más gastos en invitaciones, más mesas, más comida, más bebida. No me gustan las listas de boda, y mucho menos me gusta, es más, me incomoda, la tarjetita con el número de la cuenta corriente dentro de la invitación. ¿Hola? ¿Por qué te tengo que pagar yo la boda? Ustedes solitos lo han decidido así joder, costéenla. Entiendo que inician una nueva vida y blablabla, pero a quienes realmente les importas, te harán un regalo, ya sea dinero o una lavadora, pero te lo harán porque así lo quieren, así lo sienten, no porque se sientan casi que obligados a ello.

Bodas por el Ayuntamiento: ¡qué gran avance! Me siento más inclinada a este acto. Me parece más íntimo, más barato, más rápido, con menos problemas de organización, más yo.

Sinceramente, yo no tengo la necesidad de casarme, para mí ya estoy casada desde que decido iniciar una relación. Lo querré en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza igualmente estemos casados o no. Querer es querer. Punto. No hacen falta anillos, ni papeles, ni leches. Pero soy consciente de que no todo el mundo piensa como yo, y lo respeto. Tampoco es que piense que sea el peor ritual que existe en este mundo, pero a mí me da como “cosa”, y también mi timidez creo que me influye a pensar así.

Si a mi pareja le hace realmente ilusión, se habla, y se llega a un acuerdo, pero pido que se tenga en cuenta mi manera de ver las cosas y que dudo muuuuucho que me preste a una macro celebración, porque es que no, no podría. Algo más sencillo e íntimo, por supuesto, no me va a hacer daño ceder y compartir y celebrar algo con mi pareja. Que tampoco digo que lo hago porque él quiere, no, simplemente las opiniones de hacer una unión más formal pueden variar mucho y habrá que llegar a un término medio. Y eso es así en bodas y en mil cosas más.

La frase que me toca realmente los COJONES, es que el día más feliz de la mujer es el día de su boda (muy típica en películas chorra). ¿Pero qué me estás contando? ¡¡Pues no habrá días felices en esta vida!! No se puede elegir un solo momento de felicidad suprema. Hay varios y de diversos tipos.

Este tema de las bodas creo que se podría alargar muchísimo… Las que se quieren casar por encima de todo y sus vidas les va en ello, los que lo hacen por los papeles, por el divorcio y su correspondiente pensión mensual…

Un motivo por el que no le doy tanto asco al matrimonio es porque llegado el momento, si no se puede seguir, uno coge, se divorcia, y punto pelota. Siempre y cuando se haga con cordura y desde el respeto, eso de sacarle hasta los ojos al otro pues no mola. Así que en cualquier caso, separación de bienes, que nunca se sabe.

Con todo esto no estoy diciendo que me vaya a casar o que nunca me llegaré a casar. Yo lo que sé es que estoy ahora mismo bien como estoy, orgullosa de estar con mi chico, con mi cuqui el malvado querido (su alias en mi blog), sin prisa pero sin pausa y... que lo quiero mucho, ‘de aquí a allá’ :-)