domingo, 4 de julio de 2010

Compro oro

¿Pero qué pasa con el oro desde finales del año pasado hasta la fecha? Estoy HARTA de ver tiendas de Compro Oro por todas partes, fuerte plaga, parecen Starbucks en EEUU, en cada esquina un puesto, ya te ofrecieran muffins al menos.


Y ya que tengan sus respectivas tiendas pues puedo pasarlo, pero es que en mi calle y en la de en frente hay de lunes a viernes, unas 8 horas al día, de pie, como DIECISÉIS personas repartiendo las dichosas tarjetitas de compro oro, pero éstos son de otro municipio, por eso que trabajen en la calle. Y llevan ahí desde diciembre del año pasado que yo me dé cuenta.


A mí ya me “conocen”, obviamente tienen que saber que vivo por los alrededores, por lo que ya no me entregan tarjetitas. Antes eran sólo hombres, ahora tienen nuevas adquisiciones femeninas. Está una con una pinta de… es basta y punto. Y luego la chica “mona”, estarán estudiando el marketing y un culo respingón con melena rubia quizás pueda promocionarles más.
Sinceramente me da asco, ha llegado al punto del asco. Los tíos van variando, se rotan o yo qué sé, en general se comportan, pero a veces te miran o te dicen cosas que fosss. Y me da más asco porque personalmente ODIO el oro… No me gusta nada de nada, si me imagino algo de oro en mi cuerpo me entran escalofríos. Y esta peña va de oro hasta las cejas. Esos anillos gigantes en varios dedos, esas cadenas gordas, pulseras, con tatuajes pésimos en sus cuerpos para combinar tanto abalorio… Estoy siendo un poco criticona y mucho sentido no tiene lo que digo, allá cada uno con su estética, que otros criticarán la mía, pero es simplemente porque el oro me puede.


No sé de dónde me viene esta aversión hacia el oro, pero con los años ha ido aumentando. Pero ojo, que no miro mal ni con cara de asco a las personas que lleven algo de oro encima, siempre que sea óptimo para la vista, con gusto. Si se sale de ahí, yo lo siento pero no puedo.

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