Salir del trabajo, ir a la parada de guagua como de costumbre con el bochorno asqueroso del mediodía y con el rayito de sol jodiéndote la vista, pensar de paso que necesitas unas gafas de sol más opacas que te protejan mejor. Ver que se acerca tu guagua, subirte en ella, notar que a mitad del recorrido en una de las paradas está otra guagua con el mismo número que en la que tú estás, darte cuenta de que eso no es posible porque no la viste pasar cuando estabas en la parada esperándola, notar que inmediatamente después de ver a esa guagua recogiendo/dejando pasajeros tu trayectoria se sale de lo normal y te ves en territorio desconocido. Acojonarte porque no sabes adónde demonios vas, ver que te empiezan a sonar zonas y que la guagua coge camino conocido aunque de repente vuelve a cambiar su trayectoria, bajarte lo antes posible para luego llegar caminando a tu casa bajando una cuesta de narices. Admitir que el número de guagua que seguía al 3 era un 1 y no un 0.
Fue por culpa del rayo de sol.
Fue por culpa del rayo de sol.
Jajajajaja, sí sí, del rayo de sol jajaja. A mi alguna vez me pasó en Tenerife, y sí, se pasa mal, pero preguntando se llega a Roma, o depende de donde estés, si caminas hacía abajo llegas al mar jajaja.
ResponderEliminarCuando era pequeñajo (unos 10-11 años) me monté en el autobús que iba para mi casa. Cuando me di cuenta estaba en el otro lado de la ciudad porque me había cogido el autobús de mi línea... que iba para el lado contrario. Y todo porque paraban en el mismo sitio en una plaza. Y cuando el autobusero me dice "chaval, que es final de línea", yo acojonao porque no tenía pasta para la vuelta. Menos mal que el tío se apiadó de mí, que si no...
ResponderEliminarMae, ¡¡que sí!! Jajaja, me sentí súper absurda equivocándome a estas alturas. Y es verdad, por mucho que quieras aquí no nos perdemos jaja.
ResponderEliminarRad, a mí me pasó lo mismo de más enana (cuando veraneaba y no vivía aquí). No sabía que algunas líneas van por lados diferentes y tienes que preguntarle al chófer el recorrido. También se apiadió de mí el buen guagüero.