domingo, 21 de noviembre de 2010

My throat strikes back

Día y medio de molestias y cuatro pastillas de chupar después, decidí perder la mañana del miércoles yendo a urgencias. No me gusta por lo general tomar medicamentos, pero tratándose de la garganta no me queda de otra, es insoportable… Noches sin dormir, dolores al tragar, al hablar, flemas… Puag.

Llegué y me dieron el pase.

Paso uno: intenta tomar asiento donde puedas si alguna de las 20 personas que van a lo mismo que tú se levanta y lo deja libre. Sobra decir que las conversaciones que oirás o en las que te implicarás tienen que ver con la seguridad social. Yo que adelanté en mi mente ese acontecimiento me llevé el iPod, eso sí, hay que ponerlo bajito, no vaya a ser que te llamen, pero te da tiempo de escuchar en CD entero en lo que eso pasa.

Paso dos: la enfermera tiene que hacerte el reconocimiento, esto es escucharla decir tu nombre, pasar, que te pregunten qué te pasa y que te diga ‘espera por donde está la otra puerta hasta que te atienda la médico’.

Paso tres: a fin de cuentas volver al asiento que ocupabas antes o si es posible más cercano a la puerta donde está la médico. Esperar el mismo tiempo que esperaste para que la enfermera te llamase. Putada si saliste de tu casa con el iPod bajo de batería.

A parte de las conversaciones típicas, había un hombre jugando con el móvil, medio de entretenimiento también ideal, pero quítale la musiquita joer, qué pesadilla. Menos mal que la sufrí poco porque el iPod me mimaba. También había un adolescente, que podría ser un Jonas Brothers perfectamente (era feíto, sorry), con mamitis (pff qué pegajoso) y su padre que también estaba por allí. La figura materna y paterna con su niño al médico, curioso, ¿ninguno curra? Qué suerte. El que se levanta sieeeempre de la silla nada más se abre la puerta de la consulta, como si por eso fuera a entrar antes. La cosa lleva un orden señor. Las que se cuelan, por supuesto. Entran ellas y la familia cercana y lejana, que sólo es un momentito.

Paso cuatro: la médico te nombra, por lo tanto, entras. Te pregunta que qué te pasa (debe ser que la enfermera de antes no pudo decírselo o algo, sino que me expliquen para qué está el paso dos. Gente ocupada al fin y al cabo). Le explico la situación, me examina y me dice que es faringitis. Me manda ibuprofeno 600 y pa’ casa.

Creo que a veces, en ciertos casos concretos, la automedicación podría funcionar y así me evito las dos horas invertidas en todo el proceso anterior.

Paso cinco: parar en la farmacia a comprar el medicamento si no se tiene en casa. Pero en lo que esperas a la guagua te habla un tío raro.

Hola…

Hola

¿Cómo te llamas?

María (el primer nombre que me vino a la cabeza, más típico imposible)

¿Vives por aquí cerca?

Más o menos

¿Dónde trabajas?

No trabajo

¿Vives con tu novio o con tu familia?

(Asiento con la cabeza)

¿Con tu novio?

No, familia

¿Y tú tienes novio?

Llegó la guagua, qué alivio. Hay gente rara por ahí eh… Si sumas la conversación, más el acento, más la cara te da un resultado de tío raro sin más.

Ahora en serio… ¡¿Cómo es posible que se tarde tanto?! Desconozco totalmente el mundo que gira alrededor de un centro de salud, pero ños, acabo antes pidiendo cita con mi médico que yendo a urgencias. Si hay alguien del mundillo por ahí y quiere explicar mejor todo estaría bien.

Al lado de los asientos había una puerta que daba a un patio, entonces la gente salía a coger aire o a fumar. Ok… ¿cómo es que dejan fumar tan cerca? Porque vale… El patio era grande, te alejas un poco y el humo no entra, pero cuando la persona entra deja un pestazo que flipas. Y si se te sienta al lado fliparás más, porque tienes que olerlo sí o sí.

Aquello no era una sala de espera, era una sala de desesperos (y desesperados).

7 comentarios:

  1. Jajajajajaja, me encanta tu conversación.
    Sí que hay gente rara, yo la evito jaja, y luego pienso "Diossssssss, si esto es para lo que estudié" jajajaja.

    Con respecto a lo de urgencias... pues sí, cuesta entender como las cosas no han avanzado, es un poco vergonzoso.

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  2. Qué horror de experiencia, y todo para que te recetara un ibuprofeno! Y la pesadilla de la sala de espera, un horror también. Yo por eso intento ir lo menos posible al médico, y cuando voy lo paso fatal por todas esas cosas.
    Lo del tío raro que te habló, a mí me daría un poco de sustito, la verdad.

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  3. Maeva jajaja la verdad es que sí, esas conductas podrías estudiarlas. De verdad, vives en el popularmente conocido 'manicomio sin techo', trabajo no ha de faltarte ;)

    Sonix, yo también intento evitar ir porque ya sé lo que hay de sobra, pero a veces no queda de otra. El tío raro ese sí que podría asustar si se lo propone, pero de ahí no pasó. Eso sí, cuando me bajé en mi parada miré por si él se bajara en la misma que yo o algo para coger otro rumbo, que nunca se sabe...

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  4. Aquí otra que paso gran parte de su infancia y adolescencia padeciendo mucho de la garganta (hoy ya menos).

    En mi caso, el hecho de llevar pañuelo al cuello en cuanto empiezan los fríos (siempre, todos los días en cuanto salgo a la calle) me ha mejorado muchisísismo.
    Después, lo típico: miel y limón, infusiones de tomillo, bebe mucha agua para hidratar las mucosas de la garganta y fludificar las flemas.

    Otras cosas menos típicas: "jarabe" de miel y cebolla: deja macerar un cebolla entera partida a trozos con varias cucharadas de miel toda una noche. La cebolla suda, a la mañana siguiente quita los trozos y guarda el líquido. Ve tomando cucharadas de esto, está asqueroso pero va bien.

    Otra: consigue tintura de propoleo y échate unas cuantas gotas directamente en la garganta (o diluidas en un pcoo de agua, para probar) varias veces al día... va genial.

    El ibuprofeno es antiinflamatorio y no te cura nada, solo te quita el dolor y te rebaja temporalmente la inflamación (que en un momento dado, tampoco va mal, eh?)

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  5. Wildberry vaya, cuántos remedios. Me los apuntaré todos, cuando la garganta se me pone mal lo paso fatal. Gracias ;)

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  6. Voy a ir un poco en plan "abuelo Cebolleta" y tal. Excusadme.

    El plan de Sanidad que se planteó cuando la primera legislatura del PSOE (allá por los primeros años de los 80 del siglo pasado) planteaba una sanidad que llegara a todos en cualquier parte sin que se tuviera que pagar concretamente. Esto es, que TODOS pagaríamos anónimamente con nuestros impuestos el coste de la salud española.
    Se plantearon multitud de retos que se consiguieron en parte. Porque una de las premisas del plan era ésta: lo que estamos haciendo no está terminado. Hay que seguir trabajando por mejorarlo. ¿Sabéis en qué quedó? Pues en que la sanidad prácticamente ha quedado igual que estaba a finales de esa década. Estoy hablando con conocimiento de causa, pues mi madre fue una de las artífices del plan de desarrollo rural de los Centros de Salud de la provincia de Valladolid. Estoy hablando del periodo comprendido entre 1985 y 1987.
    Desde entonces no se ha avanzado. Sólo se ha ido hacia atrás:
    -la centralización que permitía la coordinación ha desaparecido a favor de autonomismos idiotas.
    -la población ha crecido mientras que las plazas de médico siguen siendo prácticamente las mismas que entonces.
    -el dinero invertido en Sanidad es cada vez menor en proporción. Se intenta que la sanidad no pierda dinero. Y yo pregunto: ¿acaso un bien público no es un bien en el que precisamente se gasta dinero para obtener un beneficio que nunca es monetario? Los bienes públicos, per se, van a ser un pozo por el que desaparecerá el dinero.
    -el aumento del poder dado a las farmacéuticas. Cuando se quiso apostar en serio y por ley por el "medicamento genérico" hubo tal rechazo en las altas esferas que se retiró la propuesta. Adivinad quiénes tenían que perder con el tema.
    -el cambio de mentalidad del usuario ha perjudicado mucho: antes a la figura del médico se la respetaba (como a la figura del maestro o la del profesor). Ahora ya no se le pide, se le exige de malos modos (como al maestro y al profesor). Ahora, ante la facilidad de ser demandados por "mala praxis", los profesionales de la medicina prefieren cubrirse las espaldas y no hacer nada... por si acaso cometen un error (cosa que siempre entra dentro de lo posible) y les hunden la carrera.

    Hablando de otra cosa: espero con ansia el día en que fumar fuera de tu casa esté condenado. Lo dice un ex-fumador.

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  7. Excusado quedas of course. No tenía ni idea de esos datos (de esos y de tantos otros), así que muchas gracias por la info ;). En serio, la política apesta, y encima la necesitamos. Total que nadie hace nada, ni se avanza en sanidad, y los médicos (algunos) van de pasotas, qué caos.

    ODIOOOOO EL TABACO CON TODA MI ALMA. ¿Qué fue eso de poner la ley a la mitad y ahora entera? Es que yo no sé...

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