domingo, 12 de diciembre de 2010

Vestuarios

No sé qué aversión extraña le tengo yo a los vestuarios de los gimnasios, pero me siento incómoda en ellos. Ahora lo llevo mejor, ya que llevo unos años yendo y te acostumbras, pero me sigue costando estar a gusto en ellos al 100%.

Nunca me desnudo del todo en un vestuario, en tal caso cogería las cosas y me iría a la ducha, que allí no me ven. Pero como necesite ducharme/cambiarme y no haya puerta ya la jodimos, voy de cochinita por la vida, porque me niego a ello. ¿Qué más les da poner una puerta? Aunque sea una cortina, ¡algo! Me los he encontrado que no hay absolutamente nada, y encima unas duchas en frente de las otras, menos mal que ese ya no es mi caso. Es que joder, porque todas seamos mujeres no significa que me tengan que ver. No quiero y punto.

Generalmente siempre me ducho en mi casa porque vivo cerca del gym, pero una nunca sabe cuándo no tendrá tiempo de pasar por ella, o cuando voy a nadar sí que me ducho allí, se me hace más cómodo. Así que salgo de la piscina, cojo mis cosas de la taquilla, me encierro en la ducha y vuelvo a salir ya vestida, o al menos tapadita en las zonas clave. En realidad si hubiera mucha gente, el mantener ocupada una ducha tanto tiempo jodería, pero no creo que esté causando ningún problema, hay varias duchas y la concentración de gente tampoco es tan grande a las horas que voy.

El yo estar vestida y tener a un centenar de mujeres desnudas a mi alrededor también me hace sentir rara. Y me dirán ustedes por qué, si me tendría que dar lo mismo, pero no sé, es una especie de vergüenza extraña. Pero allí las ves a ellas, tan despreocupadas en bolas, echándose la cremita, secándose el pelo con los secadores y hablando con toda la que pasa, así, tan naturales… Me es imposible.

¿Sólo me pasa a mí?

6 comentarios:

  1. Jaja, yo no voy al gimnasio ni he ido ni tengo intenciones, y si en algún momento de mi vida me vuelvo loca y voy, me ducho en mi casa o haría como tu.
    Me daría muchísima vergüenza, así que no, no eres la única.

    Un beso y suerte mañana!

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  2. ¡¡Gracias Mae!! Tendrás noticias. Y que viva la intimidad jaja.

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  3. No, creo que es universal. En los vestuarios de mi gimnasio no sólo es que no haya puertas, es que no hay nada, ni cortinas, ni vergüenza ni nada. El año pasado empecé a ducharme desnudo, como un reto, pero en general vuelvo para mi casa para hacerlo, porque también me siento incómodo.

    ¡Qué necesidad!

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  4. Peibol, qué chungo, no podría ni coña. Como en casa en ningún sitio.

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  5. A todo es acostumbrarse. Cuando empecé la universidad me apunté a clases de Jiu-Jitsu en un gimnasio cercano a mi facultad. Yo y 10 más de mi clase, claro, que por eso fuimos.
    Me costó casi un cuatrimestre entero acostumbrarme a los vestuarios.
    Pero sí: como en casa en ningún sitio.

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  6. Rad, ya te digo... En casa uno tiene todas sus cositas. Si decido ducharme en el gym (que afortunadamente hay puertas) siempre miro dos veces que me llevo la toalla, no vaya a repetir la pasada de secarme con la pernera del pantalón.

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