domingo, 16 de enero de 2011

Mi llegada

Pues un medio asco la verdad.

Salía en el primer vuelo, lo que conllevó a un considerable madrugón. Es muy incómodo volar a horas tan tempranas, sin un desayuno tranquilo y en condiciones no soy persona al 100% y me tuve que ir sin probar bocado.

En el aeropuerto son unos desesperados. Oí que llamaron el vuelvo… Vale, sin prisa pero sin pausa me iba dirigiendo al control donde estoy hasta las narices de que me manden a quitar el calzado, debía esconder una oveja asesina camuflada en mis botas o algo.

Llaman al minuto siguiente de nuevo al vuelo, lo que yo les diga, desesperados. Pues en lo que pasé el control y me estaba colocando las botas oigo por megafonía “Doña Islander, embarque urgentemente por la puerta nº 3”. ¡¡Pero bueeeeno!! ¿Es que todo el mundo estaba ya en fila india dispuesto a entrar al avión? ¡Pues yo no! Que yo tenía la compañía de CM y no iba a pasar el control antes de tiempo porque no. Qué vergüenza. Llegué al avión, todo el mundo ya sentadito y yo sin colocarme el cinturón aún. Decir que jamás viajo con cinto porque sé que lo mandan a quitar también, pero lo cogí en el último momento de la gaveta porque se me olvidó meterlo en la maleta y como me pegaba con el look pues…

Llego. Guagua del aeropuerto al centro. Del centro a donde vivo en taxi. Al taxista me daban ganas de darle una patada en el culo y dejarlo en Fuerteventura lo menos. Qué bastada de tío. Era joven, con zapatos y ropa de salir y gafas de sol de chulo. Flaco y débil, casi no me coloca la maleta en el maletero, tardó siglos. Conduciendo lo peor, un desesperado que adelantó en un carril inimaginable con una pedazo de raya continua clarísima. Cruzó un par de palabras conmigo para ver por dónde cogíamos… Odié su acento. El acento de sitio grande no es de mis favoritos de Canarias pero hay de varios estilos, éste era de bruto/changa/chungo horrible. Llegamos a mi edificio, se paró en doble fila claro, pues antes de bajarse había una mujer que venía por detrás y que claramente tenía que adelantarlo por el carril contrario para seguir su marcha, pues el taxista dijo “venga ya, adelanta de una vez, vieja”. Era una señora mayor. AGGGGG que me lo quiten de delante.

Me pasé la tarde en plan zombi, con sueño sin poder pegar ojo del todo y viendo una peli espantosa (Jennifer’s body). Me fui a la escuela de idiomas, media hora de espera para que el profesor no apareciera, ag, ya tuviera cerca la escuela, que desde que me mudé de la capital para ir a clases a otro municipio el trayecto jode bastante. Regreso a casa. Hambrienta. No había ido al súper en todo el día y aquí había agua de milagro. Me fui a la cama con un dolor de cabeza brutal de hambre, las galletas que había no me consolaban.

A la mañana siguiente hice la compra y mi rutina ya es la de siempre, barriguita llena corazón contento (¿era así?).

4 comentarios:

  1. Jajajaja, no es para reírse, pero no lo puedo evitar (sobre todo con lo del acento jajajaja, sé a cual te refieres).
    ¿Te llamaron por megafonía? yo hace muuuuuuucho que no cojo un avión, pero normalmente facturo, compro una revistita y me meto ya para dentro, pero claro, normalmente me llevan (cuando me llevan...) me botan y ya está jajaja.

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  2. Mae yo siempre me llevo mi libro-aeropuerto conmigo cuando viajo, a veces me sueltan también y listo pero esta vez no y todo el aeropuerto se enteró de que no llegaba jaja. Lo que yo te diga, exageraron.

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  3. ¡La de la oveja asesina fuiste tú!
    Maldita... ¡mira lo que has desatado!

    "...y mi rutina ya es la de siempre."

    Somos animales de rutina. Hasta que no la recupeamos no somos nostros mismos, ¿eh?

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  4. Rad, ¡¡¿pero esto qué es?!! Jajajaja, definitivamente cualquier idea para hacer una película es válida. Como final no estaría mal que terminaran convirtiéndose en más botas jijiji. Que por cierto, son una comodidad absoluta.

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